Fotografía: a la Izquierda Sri Yukteswar, a la derecha Paramahansa Yogananda
Paramahansa Yogananda gran Maestro Universal y encarnación del Amor, tuvo una gran misión, traer las enseñanzas de Oriente a Occidente. Cuando era joven su más alto deseo a pesar de ser un gran Espíritu elevado, era encontrar a su verdadero Maestro para poder entrar en la senda de alcanzar la iluminación y poder conquistarse a sí mismo y a la misión que lo trajo al Mundo.
Por fin conoció tras años de búsqueda y espera al que habría de ser su gran Maestro Sri Yukteswar, Maestro y encarnación de la Sabiduría, el cual poseía un Asram (Centro Espiritual) y ermita, donde vivía e impartía sus enseñanzas.
Sri Yukteswar, lo aceptó como alumno para transmitirle sus enseñanzas y Paramahansa Yogananda fue al Asram, se arrodilló ante su maestro, le tocó los pies y le dijo «Desde ahora tus deseos serán mi Ley» con gusto te cedo el fardo, Maestro. Tu sabes lo que es mejor Guruji. El Maestro le dijo: «Ven a verme cuando tengas tiempo» Yogananda le dijo: todos los días si es posible, acepto gustosamente tu autoridad en todos los detalles de mi vida, con una condición
¿Si…?
Que me prometas revelarme a Dios.
Se inició un debate verbal que duró una hora. La promesa de un Maestr@ no puede ser falsificada, y por lo mismo, no se otorga ligeramente. Las implicaciones de semejante compromiso abren un vasto panorama metafísico. Un Maestr@ debe estar estrechamente unido con el Creador, antes de que pueda obligarle a aparecer. Yogananda dice que presentía la divina unión de Sri Yukteswar, y estaba decidido a aprovechar esa ventaja, como discípulo suyo. La vaga búsqueda aquí y allí había concluido. Había encontrado al fin su eterno refugio, bajo el amparo de un verdadero Maestro.
El Maestro de Sri Yukteswar, fue Lahiri Mahasaya y todos ellos discípulos e iniciados por el Gran Mahavatar Babaji y a esta estirpe del Maestro pertenezco yo, Belén de la Paz y unida a ellos estoy.
Yogananda aprendió pronto que todo apego es cegador y presta un imaginario halo de atracción al objeto del deseo. Su Maestro le contó que oyó alguna vez a su Madre decir: «El hombre que acepta un puesto bajo la dirección de otro, es un esclavo»
Yukteswar le hizo a Yogananda la primera iniciación. Yogananda dice que su Maestro poseía un poder transformador. A su contacto, una gran luz se abrió paso en su ser como la gloria de incontables soles ardiendo juntos.
Yukteswar, rara vez mencionaba las Leyes sutiles, pero secretamente operaba con ellas a voluntad. Yo, Belén de la Paz, por ejemplo he empezado a hablar hará un par de años de algunas de estas Leyes, así se me indicó que lo hiciera, estamos en otros tiempos y quien tenga oídos para oír que oiga… El hombre que se ha realizado a sí mismo no hace ningún milagro sin recibir previamente una sanción interna, decía Yukstewar. Dios no desea que los secretos de su creación sean promulgados promiscuamente, y es por eso que a mi Belén de la Paz, desde hace alrededor de un año, se me indicó que muchas cosas e información ya no las hiciera públicas, precisamente para que no fuera profanada promiscuamente y para que no sirviera de mercadeo de lo Sagrado y eterno, ya que todo eso es muy grave y una gran vejación y aberración.
Yogananda dijo que debido a la apariencia nada espectacular de su Maestro, muy pocos de sus contemporáneos lo reconocieron como un superhombre. Decía que aunque nacido como todo mortal, su Maestro había realizado su identidad con el Señor del tiempo y del espacio, sin encontrar ningún obstáculo insuperable para la amalgama de lo humano con lo divino.
Los yoguis enseñan que un discípulo se magnetiza espiritualmente a través del devoto contacto con un Maestro, una corriente sutil se genera entonces. El mecanismo de los hábitos indeseables del discípulo es cauterizado en su cerebro y el conjunto de sus tendencias mundanas es beneficiosamente perturbado. Momentáneamente cuando menos, este puede ver los velos de maya levantarse y vislumbrar. Por mi experiencia personal como Maestra puedo decir que much@s reciben este regalo como una bendición pero otros muchos se asustan y salen huyendo, y algun@s osad@s e inconscientes piensan que toda esa oscuridad que se les ha levantado para liberarla es del Maestr@, y pueden llegar a pensar que el Maestro es todo un diablo. En fin…, hay de todo en este Mundo. Pero cada quien tiene el libre albedrío de decidir y hacer…
Un verdadero Maestr@ transmite aún sólo con su presencia un gran conocimiento y energía.
Yuksteswar decía: «La oscuridad de maya se aproxima silenciosamente, corramos a nuestro hogar interior» , de vez en cuando algún nuevo discípulo expresaba sus dudas con respecto a sus méritos para dedicarse a las prácticas de la Maestría
El decía: «La sabiduría es la suprema terapia» «El cuerpo es un amigo traicionero. Dale únicamente lo que necesita, no más. Un sutil mecanismo espiritual está oculto tras la estructura del cuerpo»
La disciplina y el entrenamiento de Yuksteswar se podrían clasificar de drásticas, era supercrítico con sus discípulos, ya fuera en cuestiones de trascendencia, o en los más sutiles matices de la conducta diaria. «Las buenas maneras sin la sinceridad son como una dama hermosa , pero muerta» solía decir.» Yogananda dijo que sus oídos jamás dejaban de oír reproches de su Maestro, decía que de cierto instructor anterior había absorbido ciertas lecciones erróneas. Se le había dicho que un discípulo espiritual no necesitaba preocuparse intensamente de los deberes mundanos, y cuando había incurrido en negligencia no se le había castigado. La naturaleza humana encuentra tales instrucciones muy fáciles de asimilar. Pero bajo la férula implacable de su Maestro, pronto se recobró de tan agradables ilusiones de irresponsabilidad.
«Los que son demasiados buenos para este Mundo están adornando algún otro», solía decir Yukteswar. «Mientras respires el aire libre de la tierra, tienes la obligación de realizar con gusto tu servicio. Únicamente aquel que ha dominado el estado sin aliento, está libre de los imperativos cósmicos. No dejaré de hacerte saber cuando hayas obtenido la perfección final. Le dijo a Yogananda.
Yogananda decía, Mi Maestro no podía ser sobornado ni aún por el amor. En eso yo Belén de la Paz, me parezco a Él, nada puede hacer que me corrompa o me venda ni como persona ni como Maestra. Yuksteswar siempre hablaba con claridad y reconvenía con agudeza. Ni un solo rasgo de superficialidad o inconsistencia escapaba a su censura. Este trato demoledor del ego era duro de soportar, pero yo estaba dispuesto a permitir que Sri Yukteswar aplanara todas las arrugas psicológicas de mi ser. Durante esta titánica transformación, muchas veces me doblé bajo el peso de su mazo disciplinario.
Si no te gustan mis palabras, puedes marcharte cuando quieras, me decía mi Maestro, no quiero de ti más que tu mejoramiento. Quédate siempre y cuando te sientas beneficiado.
Yogananda dice: Me siento infinitamente agradecido por cada uno de los humillantes golpes que me asestó él a mi vanidad. El duro carozo del egoísmo es difícil de extirpar sin el uso de cierta rudeza. Una vez que éste haya desaparecido, Dios encuentra por fin un canal libre de obstrucciones. En vano intenta Él fluir a través de los corazones endurecidos por el egoísmo y otras muchas debilidades y bajas pasiones.
«Entre lo que una persona piensa realmente, y lo que expresa verbalmente, puede existir un abismo» decía. Manteniéndote en calma, trata de percibir los pensamientos que yacen más allá de la confusa verborrea de los hombres» Pero las verdades reveladas por la divina visión interior, son a menudo dolorosas para los oídos mundanos. Mi Maestro no era popular entre los estudiantes superficiales. Los sabios, siempre pocos en número, lo reverenciaban intensamente. Me atrevería a decir que mi Maestro hubiera sido el más solicitado gurú de la India, si sus palabras no hubiesen sido tan censoras
Mi Maestro decía: «Soy duro para aquéllos que vienen a mí en busca de entrenamiento», admitía conmigo «Esta es mi manera: tómalo o déjalo. Nunca me comprometeré de otra forma. Yo trato de purificar únicamente con el fuego de la severidad, cuyo ardor es insoportable para el hombre medio.»
Aun cuando el lenguaje directo de mi Maestro impidió que grandes multitudes lo siguieran durante su permanencia en la tierra, su espíritu continúa viviendo hoy en el mundo, a través de un creciente número de sinceros estudiantes que siguen sus enseñanzas. El tiene un dominio más grande sobre las almas de los hombres que el que Alejandro pudo tener sobre la tierra.
«Las sensibles debilidades interiores, que se sublevan ante el más mínimo roce de censura, se asemejan a regiones corporales enfermas, las cuales se retraen incluso al ser tratadas con delicadeza» Este era el comentario de mi Maestro acerca de los huidizos estudiantes. Hay discípulos que buscan a un Maestro, pero hecho a su propia imagen. Tales aspirantes se quejaban con frecuencia de que no entendían a Sri Yuksteswar encarnación de la sabiduría. «Tampoco ustedes entienden a Dios», repliqué en una ocasión. Cuando un santo os sea explicable seréis como él». Entre trillones de misterios que palpitan cada segundo en el aire inexplicable, ¿Quién se aventura a pedir que la insondable naturaleza de un Maestro sea instantáneamente comprendida?
Los estudiantes venían, pero generalmente se iban. Aquellos que deseaban un sendero de empalagosa simpatía y de cómoda estimación, no lo encontraban en esta ermita. Mi Maestro ofrecía su amparo y guía eterna, sin embargo, muchos discípulos mendigaban más bien un mezquino bálsamo para su ego. Y era así como partían, prefiriendo, en lugar de la humildad, las incontables humillaciones de la vida. Los ardientes rayos de mi Maestro, los claros y penetrantes rayos de su sabiduría, eran demasiado fuertes para sus dolencias espirituales. Ellos buscaban un Maestro de menor estatura, el cual haciéndoles sombra aduladora, les permitiera el plácido sueño de la ignorancia.
Valiente es, verdaderamente, el Maestr@ que emprende la obra de transformar el crudo metal del ego impregnado de materialidad. La valentía de un santo proviene de la compasión que siente por los seres desconcertados por maya, quienes a causa de su ceguera caminan por el mundo dando traspiés. Cuando hube abandonado todo resentimiento interno, encontré una disminución considerable de mis castigos. De una manera muy sutil, el Maestro se volvió considerablemente más clemente y la recompensa fue una espontánea armonía con mi Maestro.
Un discípulo del Centro Espiritual de Sri Yukteswar, después de estar un año en el Centro recibiendo las enseñanzas, fue a visitar el hogar de su niñez. Con ello hacía caso omiso de la desaprobación de que así lo hiciera del Maestro, cuando este regresó a los pocos meses después, un gran cambio, nada grato para él, se había operado. El imponente discípulo que había partido con sereno rostro resplandeciente, se había evaporado. Solamente un vulgar campesino se hallaba ante nosotros, un sujeto que durante su ausencia había adquirido múltiples vicios.
El Maestro me llamó y, descorazonado, me hizo saber que ese muchacho era ya incapaz de seguir la vida del alto camino espiritual, me pidió que yo lo informara de que debía abandonar el Centro a la mañana siguiente, yo no puedo hacerlo «Las lágrimas asomaban a los ojos de mi Maestro, pero se controló rápidamente «Este muchacho no habría descendido tanto si me hubiera escuchado y no se hubiera mezclado con compañeros indeseables. ha rehuido mi protección, y el duro mundo deberá continuar siendo su maestro todavía» Las trampas de los sentidos se asemejan al verde y fragante oleandro, lleno de flores multicolores, cada parte de esta planta es venenosa. El supremo bálsamo yace en el reino interior, el cual está colmado de felicidad que tan ciegamente busca el hombre en miles de direcciones exteriores
«La aguda inteligencia es una espada de doble filo» dijo mi Maestro refiriéndose a la brillante mentalidad de este discípulo, puede ser usada constructiva o destructivamente, como un cuchillo, para cortar el lazo de la ignorancia, o para degollarse uno mismo. La inteligencia puede ser guiada exactamente solamente cuando la mente ha reconocido la imposibilidad de escapar de la Ley espiritual»
Yo, Belén de la Paz, os digo que el Maestro Jesús dijo: «Déjalo todo y sígueme» , cuando el Maestro dijo esto no quiso decir deja tus bienes y otras cosas materiales, que en determinados casos puede que así sea necesario, pero lo más importante de las palabras del Maestro en lo que había que dejar son los patrones que traemos al mundo y que son heredados de la familia, puesto que los llevamos en nuestro ADN, si queremos hacer una verdadera realización personal, debemos alejarnos de nuestros familiares y de nuestras amistades, pues en todo ese circulo viciado, están desarrollados y servidos en bandeja los líos, enredos, y demás que debemos a través de la distancia observar y detectar, ya que sumidos en todo ello es imposible tomar conciencia, hay que hacer la separación para poder con el tiempo ir detectando y tomar conciencia de todo eso, de todo ese engranaje para ir dejando esas tendencias, vicios, debilidades etc…, si no estás separado de todo ello el tiempo suficiente hasta la total liberación, si vuelves antes de tiempo, todo ello te volverá a arrastrar hacia abajo y la caída será estrepitosa y entonces lo más probable es que ya no tengas arreglo y no lo puedas conseguir.
El verdadero devoto es finalmente liberado de todas sus compulsiones instintivas, transformando su necesidad de afectos humanos en aspiraciones de unión con la Divinidad, únicamente así nace en él un amor solitario, porque es omnipresente.
Mi Maestro era internamente humilde y exteriormente inflexible. No se permite a un discípulo retenga sus conexiones con lazos estrechos con su pasado con el objetivo de ayudar a vencer las estrechas ataduras de toda identificación.
Comúnmente mi Maestro era gentil y amable con sus visitantes, le daba la bienvenida con una cordialidad encantadora. Sin embargo, los ególatras inveterados sufrían invariablemente un golpe vigorizante. Éstos encontraban en mi Maestro una fría indiferencia o una formidable oposición: Hierro ó Hielo
Con frecuencia he hecho la reflexión de que mi Maestro pudo fácilmente haber sido un emperador o un conquistador que sacudiera el Mundo, si su mente se hubiera concentrado en la fama o en el éxito mundano. Pero, en lugar de ello, había escogido acometer contra las ciudades interiores de la ira y del egocentrismo, cuya conquista revela la real estatura de un hombre.
Paramahansa Yogananda
Hombres de Dios, Hombres Honorables, Hombres bendición, Hombres Suprahumanos, Hombres milagro.
Gracias a tod@s los grandes verdader@s y autentic@s Maestr@s de gran altura. Gracias a ell@s y a su presencia, el Mundo no ha explotado en mil pedazos.
Belén de la Paz
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