ESCRITO: 20 DE FEBRERO ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JACINTA DE JESÚS MARTO / ANTORCHA VIVIENTE DE EJEMPLO DE VIDA Y MUERTE

Jacinta de Jesús Marto murió santamente el 20 de febrero de 1920 

Hoy 20 de febrero de 2021, se cumplen 101 años de su Muerte 

No padezco de insomnio, pero esta noche pasada la he pasado sin poder dormir, me venían a la memoria de mi mente y de mi cuerpo las últimas horas de vida de Jacinta, la que yo fui en mi anterior vida, memorias que hoy y a estas horas aún sigo viviendo, porque están en mi y forman parte de mi, a lo largo de toda esta noche y madrugada, he tenido visiones de aquella vida, el profundo dolor, la soledad y la agonía, que me conectaban con la misión que en esta vida estoy llevando a cabo como Belén de la Paz y que ya empecé como Jacinta en mi anterior vida. Las memorias de la vida y muerte de Jacinta, me traían vida a esta vida, para esta misión y siendo Jacinta y Belén de la Paz, solapadas y a la vez, fusionadas en una, a lo largo de esta madrugada, he tenido una visión tras otra que me aportaban claridad de como debía seguir mi misión a partir de ahora, para seguir materializando la gran obra de Luz del Cielo en la Tierra y que su luz inunde de una manera mucho más profunda, al Mundo y a la Humanidad.

Y hoy el fuego eterno del Espíritu arde en mi pecho, en mi alto corazón de una manera muy potente y profunda, como una antorcha ardiente, alumbrándome toda entera por dentro, recordándome las grandes verdades, recordándome una vez más, quien soy y a que he venido.

Jacinta vive en mi y esta en mi, porque forma parte de mi y somos una desde siempre, pero a lo largo de esta noche y madrugada, su aparición desdoblada de mi, se ha hecho muy presente y su impresionante presencia y mensaje que traía para mi, me ha traspasado el alma y calado profundo. Jacinta vive en mi y esta en mi porque forma parte de mi por siempre.

El 13 de julio de 1917, siendo la tercera aparición, la Virgen de Fátima mostró a los tres pastorcitos Lucía, Francisco y Jacinta, la visión del infierno que muestra lo que espera a las almas que no se convierten. O sea, que no se transforman y se pierden.

En esta tercera aparición se nos dio a los tres pastorcitos la visión del infierno y un secreto divido en tres partes, lo que se conoce como los tres secretos de Fátima, dando en ellos un claro mensaje para ayudar a quien quiera oír para su conversión y por lo tanto su salvación de la condena del infierno.

El tercer secreto la iglesia nunca lo hizo público, hizo publico una mentira diciendo que era el tercer secreto, pero era eso, una mentira, ya que a la iglesia no le interesaba ni le interesa hacerlo público, pues entre otras cosas habla de la caída de la Iglesia a causa de sus transgresiones y aberraciones.

La visión del infierno fue muy aterradora y tuvo tal impacto en mi que me acompaño hasta el último de mis días. En esta encarnación y vida y siendo Belén de la Paz, la Madre en los años noventa, no recuerdo exactamente el año, me mostro en estado de meditación de nuevo la visión del infierno, pero a diferencia de la anterior vida siendo Jacinta me mostró acto seguido la visión del Paraíso en la Tierra. 

A lo largo de los días después de esta visión que la Madre me mostró, comprendí que el infierno no sólo lo encontramos en la muerte, sino también en vida, vi la bola del mundo y con visión microscópica podía ir viendo las vidas de muchas almas en muchas partes del mundo y veía vidas condenadas al infierno en vida por vivirlas de manera desordenada, caótica, en la mentira y contra natura, transgrediendo la ley, y mientras tenía esta visión sentía un gran dolor en mi pecho y en mi alma, pero acto seguido empecé a ver como si alguna de esas almas, cambiaba y se transformaba y oraba, sus vidas iban cambiando, la oscuridad de sus vidas se iba disipando y la luz iba entrando y acompañando sus almas y sus vidas, vi como si se continuaba en el tiempo sin desfallecer, sus vidas se colmaban de dones y bendiciones y así iban construyendo su propio paraíso en un nuevo mundo contribuyendo al cambio planetario y de la humanidad. Y esa visión me reconfortó. Había esperanza.

La visión del infierno me horrorizó de tal manera y su impacto a pesar de haber visto la esperanza del cambio de esas almas, me acompañará también en esta vida hasta el último de mis días, sobre todo porque también he ido viendo a lo largo de estos años, como pocas son las almas que realmente se toman en serio y cambian hasta las últimas consecuencias.

La Madre abrió sus manos y de sus manos salían rayos de luz que penetraron el la tierra y vi un mar de fuego, sumergidos en este fuego estaban los demonios y almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros, quemados, flotando en el fuego, llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo, se caían por todos lados como chispas entre enormes fuegos,  entre chillidos y gemidos de dolor y desesperación, que  horrorizaban  e impactaban mi alma y temblé de miedo  Los demonios, negros, más negros que la propia oscuridad, como carbones en llamas. La Madre nos dijo a los tres pastorcitos: “Habéis visto el infierno, donde van las almas descarriadas y perdidas. Y es para salvar al Mundo que el Cielo quiere establecer en el mundo una devoción a mi Inmaculado Corazón. Si ustedes hacen lo que yo les diga, muchas almas se salvarán, y habrá paz”

Luego, después de la visión, La Madre les  una oración  para ayudar a los pecadores: “Cuando recen el Rosario, digan después de cada misterio: “Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita Misericordia”.

Nos convertimos de nuestro libre albedrío y la visión del infierno no se borró jamás de nuestras mentes, y desde aquel día los tres pastorcitos oramos sin parar e hicimos sacrificios por la salvación de las almas del suplicio de la condena del infierno, tanto en vida como en la muerte, hasta el día de nuestras muertes.

 La visión del infierno, no se borró nuestras mentes jamás. Mucho fue lo que oramos sin cesar. 

Jacinta una vez exclamó: ¡Qué pena tengo de los pecadores! !Si yo pudiera mostrarles el infierno!

Jacinta sufrió una gran transformación en su vida a partir de las apariciones. Transformación que fue en aumento después de cada aparición y que llegó a su punto culminante en la última parte de su vida.

Le preguntaron a Lucía ya de mayor, su prima y pastorcita vidente que que sentía en compañía de su prima Jacinta y ella respondió: Lo que yo sentía usualmente es lo que se sentiría en la presencia de una persona santa que se comunicaba con Dios en todo momento. Ella parecía manifestar la presencia de Dios en todas sus acciones, como una persona de edad y virtud avanzada y no como una niña. Nunca observé en ella esa excesiva frivolidad o entusiasmo infantil por los juegos y las cosas común en los niños. Después de las apariciones, como lo dijo la misma Sor Lucía, Jacinta cambia completamente.

Y continua diciendo Sor Lucía: ” No puedo decir que otros niños corrían tras de ella, quizás por qué la seriedad de su comportamiento era superior a la de su edad. Sor Lucía dijo una vez que: “pensaba que Jacinta fue la que recibió de Nuestra Señora una mayor abundancia de gracia, y un mejor conocimiento de Dios y de la virtud.”

Murió santamente el 20 de febrero, de 1920. Su cuerpo reposa en la Basílica del Santuario de Fátima (Portugal)

A la pregunta: “¿Cómo es que Jacinta, tan pequeña como era, se dejó poseer por ese espíritu de mortificación y penitencia y lo comprendió tan perfectamente?” Sor Lucía respondió: “Pienso que la razón es porque se derramó en ella una gracia especial, a través del Inmaculado Corazón de María y, segundo, fue porque ella vio el infierno, y vio la condena y el sufrimiento de las almas que caen en él”. De todo el mensaje de Fátima, lo que más impresionó a Jacinta fue la visión de las consecuencias del pecado, y el pecado como he dicho ya muchas veces es todo aquello que nos enreda, nos encadena y nos condena en los castigos de los condenados del infierno y el infierno es perpetuar el dolor, el drama, el sufrimiento, el llanto, la enfermedad, etc.

A través de la gracia que había recibido y con la ayuda de la Madre, Jacinta, en su amor y deseo liberar las almas, fue consumida por una sed insaciable de salvar a las pobres almas en peligro del infierno hacia La gloria y la salvación y eso se convirtió en prioritario en su vida. Ella vivió el mensaje de Fátima para la salvación de las almas alrededor del mundo, demostrando un gran espíritu en servicio, en amor y profunda devoción al Inmaculado Corazón de María. Jacinta veneraba a la Santísima Virgen intensa y profundamente. Lo que más le gustaba repetir era: “Dulce Corazón de María, sed la salvación mía”. La Santísima Virgen se convirtió en su directora espiritual, y bajo su dirección maternal Jacinta se convirtió en una mística. En esta vida, siendo Belén de la Paz, ese sentimiento sigue intacto, La Madre es mi Maestra y es la que me guía en mi vida y misión y sigo siendo una gran mística, y estoy a su orden y a su servicio, que es mi más alto propósito en esta encarnación y vida.

Y más allá de las palabras y del mensaje, la vida de Jacinta nos enseña lo que la Virgen vino a hacer a Fátima y lo que Ella quiere de nosotros.” Y verdaderamente contemplando la vida de Jacinta, vemos que ella personificó con su ejemplo de vida, el mensaje de la Virgen. Toda su vida es un perfecto resumen de lo que la Madre pidió en Fátima y nos sigue pidiendo a cada uno de nosotros. Podríamos decir que la vida de Jacinta es la llave que nos abre el corazón y el mensaje del Inmaculado Corazón.

Ella estaba constantemente en una profunda conexión y contemplación. Buscaba el silencio y la soledad para poderlo hacer profundamente. y decía: “Me parece que tengo un fuego en mi corazón, que arde, pero no me quema”. en esta vida ese fuego en mi corazón lo siento arder constantemente.

 

 Jacinta recibió grandes gracias por su entrega, sacrificio y ejemplo de vida 

“Contemplar como Francisco y amar como Jacinta”, fue el lema con el que estos dos videntes de la Virgen de Fátima fueron beatificados por San Juan Pablo II el 13 de mayo de 2000, y cuya memoria se celebra el 20 de febrero.

El 13 de mayo de 2017 y siendo el centenario de la primera aparición en 1917, el Papa Francisco Santificó a Francisco y Jacinta Marto en el Santuario de Fatima.

“Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues muchas almas van al infierno porque no hay quien se sacrifique y pida por ellas”, les pidió la Virgen de Fátima a Francisco, Jacinta y Lucía.
En esta vida, la madre me ha pedido muchas veces que publique y pida que se rece, o que se mantralice, la oración hace milagros.
EL MUNDO Y LA HUMANIDAD NECESITAN MUCHA ORACIÓN
Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, a Jacinta, Francisco y Lucía, les fue concedido el privilegio de ver a la Virgen María en el Cova de Iría. No se limitaron únicamente a ser mensajeros, sino que con sus vidas, fueron un ejemplo viviente, y Además, los tres soportaron con valentía las calumnias, injurias, malas interpretaciones, incomprensión, persecuciones y la prisión. Y aún siendo tan niños, se mantuvieron siempre firmes. En esta vida como Belén de la Paz os aseguro que sigue siendo igual.
El 23 de diciembre de 1918, francisco y Jacinta enfermaron de una terrible epidemia de bronco-neumonía. Francisco se fue deteriorando poco a poco durante los meses posteriores. Pidió recibir la Primera Comunión y para ello se confesó y guardó ayuno. La recibió con gran lucidez y piedad. Luego pidió perdón a todos.
Jacinta sufrió mucho por la muerte de su hermano. Más adelante su enfermedad se complicó. Fue llevada al hospital de Vila Nova, pero regresó a casa con una llaga en el pecho. Luego le confiaría a su prima: “Sufro mucho; pero ofrezco todo por la conversión de los pecadores y para desagraviar al Corazón Inmaculado de María”.
Antes de ser llevada al hospital de Lisboa le dijo a Lucía: “Ya falta poco para irme al cielo… Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del Inmaculado Corazón de María. Que las pidan a Ella, que el Corazón de Jesús quiere que a su lado se venere el Inmaculado Corazón de María, que pidan la paz al Inmaculado Corazón, que Dios la confió a Ella”.
Operaron a Jacinta, le quitaron dos costillas del lado izquierdo y quedó una llaga ancha como de una mano. Los dolores eran espantosos, pero ella invocaba a la Virgen y ofrecía sus dolores por la conversión de los pecadores
El 20 de febrero de 1920 pidió los últimos sacramentos, diciendo desde tres días antes que pronto pronto moriría, y partió, faltándole un mes para cumplir diez años de edad.
Jacinta dijo: Las guerras son consecuencia del pecado del mundo. Es preciso hacer penitencias y cambiar para que se detengan. Tener mucha paciencia porque la paciencia nos lleva al cielo.
Cuando los cuerpos de Francisco y Jacinta fueron trasladados al Santuario de Fátima. Cuando abrieron el sepulcro de Francisco, vieron que el Rosario que le colocaron sobre su pecho estaba enredado entre los dedos de sus manos. Mientras que el cuerpo de Jacinta, 15 años después de su muerte, estaba incorrupto.
A la Muerte de Jacinta, tal y como la Madre le prometió fue a buscarla, en el momento de la muerte Jacinta vio a la Madre y le dijo: “Madre, a ti encomiendo mi Alma”. y la gran luz se hizo y la Madre la llevo a la Ciudad de Luz e Intraterrena, donde permaneció siguiendo la misión hasta su encarnación como Belén de la Paz, para seguir con la misión en vida.
Jacinta Marto murió el 20 de febrero de 1920, murió mártir y Santa, y a su muerte mucho cambio el mundo, pues mucho karma transmuto para el bien del Mundo y la Humanidad, y desde entonces su luz arde e ilumina y engrandece al Mundo.
En homenaje a Jacinta de Jesús Marto.
Gracias por tu vida y sacrificio
Belén de la Paz Jai Mataji
Mahavatar Gurú Devi
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